La insólita muerte de un chico de 17 años, que llegó al nosocomio local con un golpe en la rodilla y que a las pocas horas de ser atendido falleció, abre un sin fin de interrogantes sobre el asunto.
Pero nada parece asombrarnos, ni conmovernos lo suficiente, porque ya estamos acostumbrados a recibir noticias de este tipo que se originan en nuestro querido y único hospital público. Sé que desde que accione la tecla "publicar", entrare al mundo de los muertos vivientes de Monte Caseros, pero bien vale la pena pagar ese precio, si mañana alguien revisa lo que pasa en nuestro nosocomio y salva la vida de algún otro Matías.
La mala praxis comienza desde que el paciente se introduce al hospital, allí cuando tiene suerte, el médico de guardia lo recibe con la peor cara posible, haciéndole sentir al enfermo que es una molestia en vez de un paciente al que los dolores lo aquejan desde hace tiempo. Porque es sabido, que esperamos hasta que el dolor sea inaguantable para llegar a solicitar el servicio médico, donde se nos trata como a parias o animales. Perdón, me corrijo, a los animales les prestan mejor servicio público que a los pacientes del hospital.
Si tenés suerte y el médico está de onda recibís un poco menos de mal trato, y salís agradeciendo que hoy el "doctorcito" está en las buenas y hasta te regaló una sonrisa. La mala praxis continúa, cuando te atienden y no te preguntan por los antecedentes de salud, no hay historias clínicas, ni te registran en el libro de guardias.
Como sos un paciente, tampoco te informan que tipo de medicamentos te van aplicar y cuando se le pregunta a la enfermera/o, por lo general, te contesta "es algo que indicó el médico" y con eso te larga. Si no sos habitué del servicio ni siquiera sabés quien es el médico o médica que te atiende, porque no tienen ningún tipo de identificación a la vista y por lo general a las recetas que te dan les dibujan un garabato que vaya uno a saber que dice y a la que no le aplican el sello profesional. Es decir que si tomás algo que más tarde te mata, andá a saber quien te lo indicó.
Si estás enfermo no llegues de noche, porque seguramente vas despertar al galeno que duerme plácidamente y al que las enfermeras o enfermeros les es siempre complicado tener que sacarlo de su estado de relajación. Por lo que ellas mismas comienzan con el cuestionario sobre las dolencias del paciente y evalúan si es necesario despertar al bello durmiente, o mandar a casa al enfermo hasta que entre la otra guardia.
También están aquellos médicos que estando despiertos, mandan a las enfermeras a preguntarle a los pacientes cual es la sintomatología que trae, mientras él, pasea con un termo bajo el brazo.
Todo pasa frente a nuestras narices, los gobiernos pasan los problemas continúan y los muertos se incrementan, la justificación de la opinión pública, es "y bueno contra los designios de Dios nadie puede" y los casos se repiten.
¿Acaso no es corrupción la falta de atención médica sanitaria de acuerdo a los estándares que la propia medicina establece como mínimos y al que todos nosotros por el simple hecho de ser ciudadanos o mejor aún, seres humanos, tenemos derecho a acceder y recibir una buena atención médica?
Se que en la generalidad, estoy cometiendo una injusticia, porque hay médicos/as que ponen lo mejor de sí para brindar un servicio acorde a aquellos estándares y a veces lo logran con mucho esfuerzo, sin dudas.
¿Cómo es posible que el mismo profesional que a cara de perro te atiende en el hospital Róbinson y casi ni te mira, te recibe con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja, cuando te atiende en una clínica privada?
La corrupción no se limita solamente al ámbito de los trabajadores, médicos y/o enfermeras, también está en la protección política de los hechos que se denuncian y que hacen de la salud pública un antro donde no se sabe si salís vivo como entraste o muerto como Matías.
Desde hace más de cuatro años un grupo de por lo menos diez mujeres, que se desempeñan como personal de maestranza o mucamas, dentro del hospital, fueron contratadas a tal fin, por el gobierno provincial, pero con la modalidad de trabajadoras monotributistas. Todos los meses desde el comienzo del contrato, estas mujeres y en acuerdo con las autoridades del nosocomio, facturan algo así como $4000,00 por su trabajo cada una y por mes.
Se preguntarán que tiene esto de extraordinario, pues bien, aquí viene la explicación. De esos $4000,00 que reciben cada una de las mujeres, en un cheque que deben cobrar en el banco provincia, luego de hacerlo efectivo, tiene que volver al hospital y entregar la mitad del monto a la administración, es decir unos $ 2000,00, con los cuales dicen, hacen frente al pago de sueldos de otras trabajadoras.
Cuando solicitamos la intervención de un Concejal oficialista para que vea por el reclamo de las trabajadoras en cuestión, nos contestó que eso era un tema de la provincia y que nada se podía hacer al respecto. Y la cosa siguió como si nada.
Tampoco se puede confiar en la oposición política local, dado que cuando surgió el tema de la falta de una mesa de anestesia que permita intervenir quirúrgicamente a los pacientes, antes que estar derivándolos a otros hospitales de la zona, los Concejales de la oposición decidieron no solicitar al Ministerio de Salud de la provincia la declaración de Emergencia Sanitaria del hospital local, porque creyeron conveniente darles una oportunidad de que las cosa mejoren. Ver nota del 04/04/14.
Todo esto a mi modo de ver es corrupción, los problemas edilicios que nunca se terminan, la falta de compromiso de los políticos y la justicia, el retaceo de la información a los familiares de los pacientes que se mueren sin saber por qué, el mirar para otro lado y hacer como que nada pasa, mientras que por las redes sociales nos desgarramos las vestiduras, todo es corrupción, todos somos cómplices de las muertes sin razón y de que las cosas sigan siempre igual.
Que Dios me perdone, porque también yo, fui cómplice de esta vergüenza.
Pablo Lugo.
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