Los delincuentes redujeron a una empleada doméstica en la vereda e ingresaran a la vivienda, donde tomaron de rehenes, incluido un nene de 13 años.
Una familia fue víctima de un salvaje robo el pasado viernes, luego de los que delincuentes redujeran a una empleada doméstica en la vereda e ingresaran a la vivienda, donde redujeron a todos y se hicieron con dinero y objetos de valor antes de huir en una camioneta Hilux.
Todo sucedió en 167 entre 42 y 43 y ninguno de los cincos delincuentes involucrados en el asalto pudo ser capturado.
El asalto fue alrededor de las 21 horas del viernes.
"Apenas los ladrones entraron apuntándole a nuestra empleada, redujeron también a mi mujer, que estaba con nuestro hijo de 13 años, que se encontraba durmiendo", recordó el dueño de casa Marcelo Neundorf (45) y agregó que los delincuentes fueron directamente donde estaba el chico y lo tomaron como rehén para extorsionar a su mamá.
El hombre sostuvo que "lo despertaron bruscamente, lo tomaron del cuello y cuando lo llevaron junto a su madre, le dijeron a ella que querían toda la plata. 'Te quemo al pibe', le dijeron dándole a entender que estaban dispuestos a dispararle".
Todo mientras le apuntaban con un arma a la cabeza.
Mientras la familia vivía instantes de terror, el resto de los delincuentes revolvía la casa buscando dinero y cualquier objeto que pudiera tener valor.
En la búsqueda se hicieron con una buena suma de dinero, un televisor, dos notebooks, una Play Station 4, tres celulares, un reloj, una afeitadora y varias camperas, entre otras pertenencias.
"Muchas de estas cosas las envolvieron con una sábana grande", describió el hombre en diálogo con El Día y añadió que en cuestión de minutos las cargaron en la Toyota Hilux de la familia y huyeron del lugar a toda velocidad.
La camioneta fue hallada horas después abandonada en la localidad de Ingeniero Allan, partido de Florencio Varela.
"Estaba intacta y hasta la dejaron bien estacionada y con uno de los espejos cerrado", contó Neundorf.
Tras unos 15 minutos de terror, finalmente la banda apuró la huida.
"Vamos, que llegó el primo", se dijeron unos a otros, como un código para emprender la fuga y en cuestión de segundos todos se habían marchado de la casa.
La mujer le dio aviso a su esposo advirtiendo lo que había pasado e, increíblemente, el hombre, dueño de un comercio ubicado sobre la avenida 44 en el oeste platense; pudo ver pasar a los delincuentes justo frente a su local mientras escapaban.
Aunque intentaron perseguirlos, los ladrones no tardaron en perderse y hasta hora no pudieron ser hallados.
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