"Sola en el bosque", un libro sobre el abuso sexual infantil y la violencia familiar, que fue declarado de interés general por la Comisión de Familias, Niñez y Juventudes de Diputados

"Sola en el bosque" fue declarado de interés general por la Comisión de Familias, Niñez y Juventudes de Diputados por la problemática que aborda.


Donde fuimos invitadas junto con Caru a participar (N° de expediente 4265-D-2020), donde consideraron que " 'Sola en el bosque' es un cuento destinado a ayudar a que niñas y niños puedan poner en palabras situaciones de violencia y abuso infantil de las que pudieran ser víctimas... 

El libro incluye un código QR para acceder a una guía destinada a docentes, madres y padres para ahondar en la temática, en línea con la Ley de Educación Sexual Integral. 

Desde el código QR se puede acceder también a números telefónicos de asistencia de instituciones gubernamentales"

Y hace poco también se presentó el proyecto en la Cámara de Senadores. 

Y en estas épocas de pandemia y confinamiento, los casos de abuso lamentablemente se han incrementado. 

Según la OMS, 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños son abusados sexualmente antes de los 18 años y solo el 10 por ciento de los casos son denunciados. 

El libro tiene una Guía de lectura para docentes, madres y padres disponible para trabajar a la cual se puede acceder desde el código QR que está en la contratapa, siempre tomando como base la Guía ESI del Gobierno.

Además de estar también chequeada por las y los profesionales del servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná, Entre Ríos, donde lamentablemente suelen llegar muchos casos de abuso​. 

Tanto acá, como en España y Perú está teniendo muchísima repercusión, no paran de escribirme maestras, directoras y directores de escuelas, asociaciones de psicólogas y psicopedagogas, periodistas y madres, todas se sienten interpeladas y comprometidas con la temática. 

“Sola en el bosque” nació con nosotras. 

De nuestras vivencias en la infancia y preadolescencia. 

Y aunque habíamos crecido, todavía, durante algunas noches asomaba el lobo. 
 

Luego nos fuimos cruzando con otras compañeras que habían tenido que atravesar situaciones parecidas, diferentes o mucho peores. 

Pero que estaban de pie para poder contarlo. Y hasta denunciarlo. 

Vivimos en carne propia el silencio nuestro y ajeno. Las cicatrices que quedan en el cuerpo y en la psiquis. 

Por eso sentimos que era tiempo de contar nuestra historia –y la de tant@s– y quizás ayudar a que otr@s se animen a hablar. 

Y, a los más grandes, a estar receptivos y atentos a lo que tienen para decir o callar l@s niñ@s. 

La historia se sumerge en una problemática silenciada por generaciones. 

Es un tema ríspido, fuerte, que incomoda, que enoja, que duele, sobre todo que duele… Por eso el Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná, Entre Ríos, me ayudó a cuidar las palabras que elegí para contarla. Muchas gracias! 
Creo que cuando empezamos a hablar y a nombrar lo sucedido comenzamos a reparar el daño causado. 

Liberar la palabra es el primer paso para liberar el cuerpo, el alma y la mente. 

Debemos cuidar las infancias porque es ahí donde comienza todo. 

Por eso, hoy decidimos no callar más y gritar: ¡Fuera lobo!

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