Las señales de alarma vuelven a encenderse en Sudamérica por culpa de la pandemia, en particular en países como Paraguay o Uruguay, donde repuntan los casos, al tiempo que se extiende la variante brasileña del virus.
De hecho, Uruguay atraviesa por el peor momento de la crisis sanitaria, con las unidades de cuidados intensivos al borde del colapso.
Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud, resumió así la situación.
"Uruguay ha notificado más de mil casos diarios varias veces en las últimas semanas, lo que resulta alarmante en vista del tamaño del país".
Medidas insuficientes y tardías, según la oposición
El pasado martes, el Gobierno de Lacalle Pou tomó medidas drásticas como el cierre de oficinas públicas, la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles escolares, así como la anulación de los eventos sociales y espectáculos, pero descartó confinar a la población.
"Nosotros no somos partidarios de el confinamiento total o la cuarentena obligatoria.
Hemos recibido estímulos suficientes para aplicarla, nos hemos negado y seguimos en ello porque ya es una cuestión mucho más de principios", explicó el presidente Luis Lacalle Pou.
En un año de pandemia, Uruguay no ha vivido cuarentenas o toques de queda, al estilo de otros países del mundo.
La oposición denuncia que las medidas tomadas ahora llegan tarde y son insuficientes.
Paralelamente se está vacunando a la población.
Ya han recibido el primer pinchazo unas 400.000 personas, pero ante una demanda menor de la esperada, las autoridades han enviado dosis a los departamentos fronterizos con Brasil y están vacunando a la población carcelaria.
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