Días atrás, con motivo de despedir a un contingente militar que partía en una misión de paz hacia Chipre, hice alusión a que ahora la totalidad de la oficialidad de nuestras FF.AA habían surgido en democracia.
En ese momento celebré ese dato. De aquí en más, no deberemos analizar si alguno de nuestros oficiales participó de las sistemáticas violaciones de derechos humanos que fueron parte del genocidio que padeció nuestra Patria entre 1976 y 1983.
Por eso dije que podíamos “dar vuelta la página”. Entre nuestros oficiales ya no quedan partícipes activos o complacientes del terrorismo de Estado.
Hablé también de las inconductas de muchos oficiales que en el pasado fueron parte de ese perverso accionar. Esas inconductas fueron delitos atroces que determinaron horribles e imperdonables padecimientos a miles de personas.
He visto que mis palabras han herido la sensibilidad de las víctimas. Nunca quise causar en ellas el más mínimo dolor. Saben que en mi solo cuentan con alguien que siempre las va a acompañar en la búsqueda de la verdad y en la imposición de justicia sobre los culpables.
Hago esta aclaración ante el reproche que algunas víctimas de la dictadura me han hecho por lo que dije.
Veo que no use las palabras pertinentes. Disculpas por ello.
Pero no quiero que nadie dude de mi compromiso en favor de la verdad y la justicia.
A lo largo de mi vida, como hombre de derecho que soy, siempre bregue porque impere la ley y el castigo como forma de reparar los delitos de lesa humanidad que se han cometido en perjuicio de los habitantes de nuestra Patria.
No quiero pasar por distraído ante la queja justa. Que un error mío no nos divida.
Que nadie dude en qué lugar estoy parado. Que nadie crea que niego el horror vivido.
Como siempre debemos estar unidos para que el “nunca más” que pregonamos sea “nunca más” en la Argentina.
Mensajes Gmail
Mensajes Facebook