“Los nucleos duros de apoyo a cada candidato son socialmente antagónicos”

La politóloga y docente de la Universidad de Buenos Aires, Mabel Thwaites Rey, analizó el escenario político de cara al ballotage y las opciones planteadas por parte de los partidos de izquierda en relación al voto en blanco o el apoyo a Daniel Scioli.


Entrevistada por el programa radial Quemar las Naves de Radio Sur FM 88.3, Thwaites Rey desarrolló los argumentos por los cuales considera un error el llamado a votar en blanco ya que si bien son “escenarios que uno no puede definir” son los que están planteados y “pueden tener consecuencias distintas”.

Nos interesa analizar y problematizar el llamamiento de un sector de la izquierda al voto en blanco de cara al ballotage del 22 de noviembre ya que hay una discusión al interior de la propia izquierda sobre que implicancias tiene esta definición ¿cuál es tu mirada al respecto?

Estamos todos de acuerdo en que el escenario es muy difícil y complicado para las fuerzas de izquierda. Esto es así porque los dos candidatos que quedan son personas de origen absolutamente conservador y no encarnan ninguno de los rasgos prototípicos del modelo que podría defender una causa de izquierda.
Ahora bien, las diferencias entre cada uno de estos candidatos no son solo relativas a sus pertenencias sociales y políticas, sino también las consecuencias de los escenarios que se pueden abrir con cada uno de ellos.

En este sentido podemos decir que son dos escenarios de derecha y cuando uno se plantea ante esta situación tiene que ver como se ubica ante esos escenarios que no puede definir pero que pueden tener consecuencias distintas.

Por eso plantear el voto en blanco es suponer que hay una parte de la población que dice “no somos parte de esta elección”, “no definimos estas candidaturas”, “lo dos van a hacer ajuste”, “de esta forma activo y me coloco en una posición que me va a dejar en mejores condiciones para la lucha que viene”.

Yo no comparto esa caracterización porque pienso que un candidato como Macri, que representa la derecha moderna (que tiene rasgos del pasado pero también nuevos: como se comunica, como plantea de otra forma, más sutil, los verdaderos intereses de su sector) logra captar a mucha gente legítimamente descontenta con los déficit del gobierno.

Pero en ese descontento se mezcla todo. Hay descontentos por derecha como por ejemplo con la Asignación Universal por Hijo, por lo que significan los subsidios y apoyo a los sectores populares. Toda una batería de razones que son contrarias a las que un pensamiento de izquierda defiende.

Y hay un elemento más: la situación regional. De los 2000 para acá se abrió en América Latina un ciclo que yo llamo de “impugnación al neoliberalismo” que habla de un proceso de lucha y disputa no saldado. En ese sentido se engloban en ese proceso una serie de gobiernos que tienen como dato más significativo esa impugnación, con diferencias importantes en cuanto a las políticas que establecieron. No obstante uno de los rasgos más importantes de este ciclo es el intento de construcción de unidad latinoamericana, de articular lo que en general siempre se intentó desde las derechas separar.

Este voto a Macri, no sólo supondría todas las regresiones que podrían sucederse sobre las condiciones de vida del pueblo argentino, si no también un aceleramiento de la reversión de este ciclo. Creo que esa es una de las consecuencias que hay que considerar y a mi modo de ver, de las más nefastas de las tantas que pueden sobrevenir.

En esta discusión de llamar a votar en blanco o tomar posición hay también un debate entre lo que llama a hacer una parte de la izquierda y lo que acusa el kirchnerismo que esa izquierda hace.

Hay una parte del kirchnerismo que se auto-define de izquierda, que es progresista, que considera que el kirchnerismo es la mayor izquierda posible. Este espacio acusa a la izquierda de no posicionarse y me parece un argumento refutable porque los problemas que enfrenta hoy el kirchnerismo no pueden de ninguna manera ser achacados a la izquierda.

Además de ser una estrategia política errada e injusta, no contempla la verdadera injerencia de este debate -es una polémica muy acotada- sobre las posibilidades de incidir en algo sobre las elecciones generales.

Por eso es ridículo acusar a la izquierda cuando los déficit que tiene el kirchnerismo hicieron que termine con una candidatura como la de Daniel Scioli que no los conforma, en principio, ni a ellos mismos.

Si comparamos las elecciones generales con las primarias podemos ver que el voto en blanco bajó ¿vos crees que la tendencia de cara al 22 de noviembre va a ser similar? ¿cuál es la relación que haces en base a los números que ya están sobre la mesa?

El escenario está difícil y yo lo vengo discutiendo con los compañeros que llaman a votar en blanco. Esto es, por supuesto, un posicionamiento político y no ético-moral. No tiene que ver con que “no me gustan los candidatos” o “no es mi opción votar al mal menor”.

Eso es muy razonable cuando en la oferta electoral hay muchos candidatos. Si hay diez candidatos no votes por el mal menor porque tenés opción.
Ahora, a la hora de la verdad, del análisis concreto de la situación concreta, nos indica que va a ganar uno de los dos. Y la inmensa mayoría de la población va a optar por uno de los candidatos.

Esto se va a hacer en función de muchas variables, pero en el caso de la izquierda creo que debería ser de acuerdo a que escenario se va a plantear de aquí al futuro con un candidato u otro. Eso obviamente es una hipótesis y una apuesta.

Creo que seguir diciendo que uno no va a intervenir porque los dos son lo mismo y “yo te avisé” me sigue resultando como una preservación un poco rara. Si llega a ganar Scioli y no hace un gobierno de continuidad sino conservador, alguien difícilmente diga “qué lástima que no votamos a Macri”.

Y en las luchas que se van a sobrevenir nadie se va a acordar de la izquierda que dijo que lo votara porque el candidato que se le opone es Macri. Al revés, si gana Macri creo que se genera en ese sentido un escenario bastante complicado.

Tenés dos posibilidades que son de temer con un eventual triunfo de Macri. Una es la que pensamos que puede suceder que supone un avasallamiento de las conquistas populares, mayor conflictividad y mayores penurias sociales para los sectores que menos tienen.

La otra posibilidad es que Macri pueda finalmente sortear vía endeudamiento el ciclo económico adverso y así conformarse como una derecha moderna con apoyo de masas. Ese escenario me resulta sumamente peligroso.

Por eso decir displicentemente que los dos candidatos son lo mismo total va a haber que luchar, me parece no apreciar que estas cartas ya están echadas y aunque sea un voto en blanco del 1%, 5% o 10% no va a cambiar la realidad.

Sin dudas es más difícil elegir un escenario que uno no conformó. Es incomodo, es molesto. Pero sabemos que todavía el núcleo duro de apoyo a uno y otro candidato son polos sociales antagónicos.

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