“Siempre pensé que físicamente tenía las condiciones para saltar sobre los 5,70 metros, porque inclusive lo había hecho cuando tenía 19 años. El tema es que no sabía cómo, no sabía cuándo, no le encontraba la forma...”, confesó el santafesino Germán Chiaraviglio ayer, después de ganar la medalla de plata en salto con garrocha de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Le encontró la vuelta el esbelto atleta. Saltó 5,75 metros y se quedó mirando la varilla para asegurarse de que no se fuera a caer. Volvió a volar con su garrocha y estableció un nuevo récord argentino. ¿La clave? “La confianza”, asegura.
“Estaba saltando bien pero me faltaba un poco de velocidad al final. Y
no porque me faltara físicamente, sino porque estaba sin confianza. Enfocar por ese lado fue una de las cosas más importantes.
La confianza se construye”, asegura el santafesino, feliz por haber
recuperado el nivel que lo llevó a ser campeón mundial Sub 18 y Sub 20.
Con esa gran alegría comenzó la jornada de atletismo ayer en el
predio de la Universidad de York, donde el tenis argentino se alzó días
atrás con dos medallas. Y continuó con un bronce de Germán Lauro en lanzamiento de bala.
Con una marca de 20,24 metros, el bonaerense finalizó detrás del
canadiense Timothy Nedow (20,53) y el jamaiquino O’Dayne Richars, quien
con su 21,69 estableció un nuevo récord panamericano.
Pese a que repitió lo hecho cuatro años atrás en Guadalajara, el de
Trenque Lauquen se mostró muy disconforme con el resultado. “Hoy es uno
de eso días en los que te levantás con el pie izquierdo. Es uno de esos
que realmente uno no quiere vivir. Hay que saber absorberlo y pensar
ahora en el mundial, que es lo importante”, dijo después de subirse al
podio.
El camino de “Chiara”
Tras confirmarse como una de las grandes esperanzas del atletismo
argentino con dos títulos del mundo, a German Chiaraviglio le sucedieron
varias lesiones que estuvieron a punto de dejarlo fuera de carrera. Sin
embargo, el santafesino nunca se entregó.
Desde 2004, cuando se fracturó el calcáneo, tuvo que pasar por el quirófano en 2005 y 2010. Sufrió una fractura por estrés y estuvo un año y ocho meses sin competir.
Regresó en 2011 y se consagró campeón argentino en el Cenard. Pero fue
recién en 2014 cuando se empezó a sentir mejor físicamente.
“Soy un apasionado de lo que hago. Soy bastante cabeza dura. Creo
que hubiera sido mucho más duro decirles a mis nietos ‘lo podría haber
intentado’ que poder decir ‘por lo menos lo intenté’ ", explica
Germán. Y ahora está muy feliz. “Sabía que llegaba muy bien. En una de
las mejores condiciones de mi carrera”, reconoce, orgulloso de que
tanto esfuerzo tuvo su recompensa.
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