Esta madrugada cerca de las 2,00 un agente de la policía provincial, recibió un baldosazo en el pecho cuando atendía una llamada de auxilio en San Ramón Sur.
Con este trozo de baldosa atacaron al policía. |
El hecho se registró cuando personal policial se acercó a asistir a una familia cuya casa había sido atacada por unos vándalos que se movilizaban a caballo.
Al llegar el móvil policial con cuatro agentes, y en momentos en que recibían la información de los vecinos atacados, desde una vivienda cercana y muy bien individualizada, arrojaron un pedazo de baldosa al grupo que terminó pegando en el pecho de un policía.
La baldosa pasó a centímetros de las cabezas de las personas que estaban en el lugar, para terminar en el pecho del agente Benítez, que se vio sorprendido por el golpe.
Los desmanes habían comenzado cerca de las 0,00 cuando unos individuos a lomo de caballos corrían por calle Entre Ríos hacia el basural y viceversa.
Este tipo de comportamiento es habitual de parte de este grupo, que no observa las normas legales, ni siquiera en tiempos de cuarentena.
Luego del ataque a la vivienda y a la policía, los delincuentes se escondieron en la oscuridad del asentamiento poblacional, mientras los agentes intentaban dar con ellos.
En su fuga, siempre a caballo, los tres atacantes se metieron en el campo de la familia Brommer, para perderse entre las malezas.
Los individuos en su escape, fueron asistidos por una familia "amiga", que atacó a los policías mientras los fugitivos se internaban en la espesura de la noche.
Ésta misma familia, hace unas semanas atrás, insultó a una oficial de la Comisaría 1° con palabras irreproducibles, que sorprendió hasta a los vecinos que observaban el cuadro.
Foto ilustrativa. |
A estas alturas, uno no puede dejar de preguntarse, ¿cómo es que éstas personas tienen tanta impunidad, no sólo para agredir a sus vecinos, sino también a las autoridades policiales?
Evidentemente hay alguien que tiene suficiente poder para protegerlos y darles la cobertura necesaria para que siempre salgan indemnes de sus tropelías y nunca se los pueda atrapar.
Las denuncias se amontonan en los despachos judiciales y los delincuentes siguen sin responder por sus delitos.
¿Quién los cuida? ¿quién los abastece de logística y armas de fuego?
Son preguntas que nos hacemos desde hace rato, pero no obtenemos respuestas certeras, sobre este asunto.
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