Diario Río Uruguay dialogó con Enrique Ortiz, el joven que durante el pasado mes de enero se paró en la peatonal de la ciudad de Concordia con un cartel que llevaba como inscripción: “Tengo SIDA, me das un abrazo?”.
Tras subir la filmación de la reacción de los peatones
obtuvo más de 60 mil visitas, convirtiéndose en uno de los videos más
visto en toda Latinoamérica. “Fue una iniciativa propia, porque si bien
no padezco la enfermedad, me interesaba conocer hasta donde llega la
ignorancia de creer que por un abrazo se contagia el SIDA”, puntualizó
Ortiz.
A pesar de vivir en el siglo XXI, pocas personas conocen que el
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), es una enfermedad
mundial que solo es transmitida de tres forma; la sanguínea, la sexual y
la vertical (de la madre al hijo). Lo que provoca cierto grado de
discriminación social para con quienes portan dicha enfermedad.
En este marco, un joven concordiense llamado Enrique Ortiz se le
ocurrió realizar un “experimento social”, colocándose en la peatonal de
la ciudad de Concordia con un cartel que llevaba como inscripción:
“Tengo SIDA, me das un abrazo?”. Su prima lo grabó y juntos subieron los
resultados al canal de Internet, conocido como YouTube.
El video fue furor, obtuvo más de 60 mil visitas y rápidamente comenzó a ser difundido a través de las diversas redes sociales.
“Fue una iniciativa propia, porque si bien no padezco la enfermedad,
me interesaba conocer hasta donde llega la ignorancia de creer que por
un abrazo se contagia el SIDA. Tampoco tengo un familiar, ni ningún
conocido que padezca SIDA; pero hice contactos con algunos portados
luego de la filmación”, explicó Ortiz.
Consultado sobre las repercusiones que había tenido dicho video, el
joven comentó que “en un principio recibía muchas críticas porque decían
que yo les faltaba el respeto. Entonces les pregunte a personas que
tienen esta enfermedad si yo les faltaba el respecto y me dijeron que
no, que por lo contrario lo que había hecho estuvo muy bien”.
La reacción de la gente fue sorprendente ya que “muchos vinieron a
darme el abrazo que pedía y algunos incluso se quedaban hablándome y me
decían que tenga fuerza, que salga para adelante, se acercó una persona
que me dijo incluso: “se necesitan más chicos como vos que no tengan
vergüenza” y me invitó a ir una iglesia”, narró Ortiz.
El concordiense cursa el último año de sus estudios secundarios en la
escuela Juana Azurduy y obtuvo algunas críticas por este experimento
social realizado. Sin embargo, en su gran mayoría fueron elogios hacia
la joven figura de un adolescente interesado por una problemática
social, como es el SIDA y sobre todo por el conocimiento que se tiene
de dicha enfermedad.
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