Luego de un trabajo integral entre las secretarías Penal y Civil del Juzgado de Menores N°3, su titular, la doctora Pierina Ramírez, dispuso que un adolescente alojado en el Centro de Contención Juvenil se recupere en una institución que trata adicciones.
La magistrada destacó la mirada integral aplicada en el caso: el joven estuvo en situación de calle durante un período prolongado de tiempo, abandonado por sus padres.
La jueza de Menores N°3 de Capital, doctora Pierina Ramírez, decidió analizar el caso de manera integral, luego de que recayeran en su dependencia judicial tanto las causas penales y proteccional del adolescente.
Mediante un trabajo en conjunto de ambas secretarías y por expreso requerimiento de la Defensora Oficial Penal formulado en el marco de la actuación civil en la que es parte el adolescente, la doctora Marcela Sánchez Peralta solicitó a la magistrada el abordaje específico de la problemática de consumo del joven A.
Entendió que la mejor solución para su representado no era su “prisionización” en el Centro de Contención Juvenil sino el abordaje sistemático e ininterrumpido en una institución especialmente destinada para ello, a fin de poder lograr una efectiva deshabituación al consumo de sustancias psicoactivas.
La historia familiar del adolescente está signada por el consumo de estupefacientes desde temprana edad, luego de que sus progenitores se desinteresaran de su cuidado librándolo a su suerte pese a su minoría de edad y tuviera que adoptar a “la calle” como su nuevo hogar.
Lejos de encontrar un mejor presente, conoció las drogas que lo llevaron a cometer ilícitos para mantenerse y subsistir.
Quienes debían cuidarlo afirmaron desconocer que el joven estaba abandonado y se desentendieron totalmente de la situación.
Uno de los delitos que cometió lo llevó hasta el Centro de Contención Juvenil, donde permanecía detenido.
La doctora Ramírez advirtió que la madre estaba afiliada a una obra social que podía costear el tratamiento de desintoxicación y así mejorar la calidad de vida del adolescente.
Este manifestó que quería recuperarse porque no deseaba un futuro marcado por las drogas y la delincuencia.
La necesidad de un tratamiento para salir adelante
La magistrada mediante Resolución N°99/21 ordenó a la Obra Social de los Empleados de Comercio y Actividades Civiles (O.S.E.C.A.C.) la cobertura integral y la prestación de todos los servicios terapéuticos, tratamientos, rehabilitaciones, medicaciones que fueren necesarias y las que el Equipo Interdisciplinario considere pertinentes a favor del adolescente.
La internación se realizó en el “Centro Único Integral de Asistencia y Rehabilitación Terapéutica” (CUIDARTE) y será durante el tiempo que los profesionales del Poder Judicial y de la institución estimen necesario.
De esta manera A. tendrá otra oportunidad en la vida.
“Me basé sobre todo en el derecho a la salud del adolescente a crecer y desarrollarse sin ningún tipo de injerencias perniciosas que lo afecten en su normal desarrollo y que signifiquen para él y terceros un riesgo, pero es trascendente remarcar que es la realidad de muchos chicos que están en situación de vulnerabilidad absoluta como consecuencia del consumo, y muchas veces sus padres, por cansancio, negligencia o abandono, los dejan librados a su suerte” explicó la jueza de Menores N°3.
Y agregó que “en este contexto me parece importante tener una mirada global, interdisciplinaria y poder trabajar conjuntamente todos los operadores judiciales, porque el niño es uno solo y hay brindarle la contención que necesite.
Es ésta la mirada que nos exige la Convención de los Derechos del Niño: la de la resocialización y reintegración a la sociedad de quiénes siendo niños o adolescentes se ven involucrados en hechos delictivos”.
La doctora Pierina Ramírez mediante una resolución posterior dispuso que A. egresara el 14 de junio del Centro de Contención Juvenil para ser trasladado hasta el instituto Cuidarte.
Obligación de los padres de contener, apoyar y acompañar
La magistrada, también impuso a los padres la obligación de acompañar, colaborar y contener a su hijo durante el tratamiento y los apercibió a recibir orientación e iniciar tratamiento psicoterapéutico y psicoeducativo para un mejor desempeño de sus roles de padres.
La decisión de la doctora Ramírez se encuentra firme.
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