Los índices de pobreza, que llegan a la indignidad, son una de las grandes asignaturas pendientes de los argentinos para con nuestra misma sociedad.
La coyuntura apremia, según la reciente publicación de los indicadores de pobreza e indigencia por parte de INDEC.
Frente a esta situación debemos tener una mirada sensible con los argentinos afectados, y si bien sabemos que no va a ser fácil ni corto el camino para erradicarla, creemos que debemos tener una mirada estratégica.
Nada será posible sin un consenso político y social, un pacto de gobernabilidad entre el sector público y privado.
El cooperativismo agroindustrial argentino está dispuesto a contribuir con trabajo, con producción, generando mano de obra y aportando al empleo.
“Desde CONINAGRO trabajamos fuertemente generando herramientas que nos permitan salir de la crisis de estancamiento. Frente al drama de la pobreza, nuestra propuesta es construir consenso público-privado.
Desde la acción, tenemos propuestas concretas como el Índice de Competitividad, que nos ayuda a comprender la coyuntura y un proyecto de Ley de promoción de Economías regionales, con el que apuntamos a generar más empleo de calidad y desarrollo económico”, indicó Carlos Iannizzotto, presidente de CONINAGRO.
Se observa que, entre el segundo semestre de 2017 y 2018, el porcentaje de personas pobres pasó de 25,7% a 32,0% mientras que sobre los indigentes el avance fue de 4,8% a 6,7%.
Si tomamos como base de comparación el año 2016, la situación no mejora siendo que para ese entonces la pobreza fue de 30,3% mientras que la indigencia de 6,1%.
Esto marca que los indicadores sociales mencionados empeoraron independientemente de la base de comparación considerada.
El aumento de la pobreza atenta contra la competitividad de cualquier actividad productiva, en tanto que afecta la “calidad” de unos de los factores de producción más importante: la mano de obra.
Uno de los aportes de CONINAGRO, para entender más esta situación de pobreza estructural, es el reciente Índice de Competitividad, que analiza la Población.
Este aspecto intenta capturar las características de la dotación de mano de obra con la que disponen las economías regionales, no sólo en cuanto a la cantidad, sino también a la calidad de las mismas.
Si la población en la que se desarrollan las actividades productivas logra mejorar su nivel educativo y sus condiciones de vida, la productividad laboral se incrementa, promoviendo así el desarrollo productivo en el largo plazo.
Si, por el contrario, dichas características de la población se deterioran, la competitividad se ve perjudicada.
Otro tanto hace CONINAGRO para evitar el éxodo rural, con propuestas que apunten a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Queremos a los jóvenes en el campo, pero con más trabajo.
Nuestro sector aporta alimentos, genera empleo y movimiento en los pueblos y ciudades. Pero, para mantener ese dinamismo se necesitan políticas de Estado que incentiven la producción y la transformación en origen; y produzca un desarrollo que derrame los beneficios sobre todos los argentinos.
28 de marzo de 2019.
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