Something is rotten in the state of Denmark» («Algo huele a podrido en Dinamarca») es una de las frases más famosas de toda la producción dramática de William Shakespeare, aunque fue pronunciada por un personaje secundario, Marcelo, y no por el propio Hamlet, como muchos piensan.
Imagen tomada del Facebook. |
Esperan juntos en la oscuridad. Proveniente de la parte inferior, se oye el sonido de hombres riendo y bailando con gran estruendo, como consecuencia de la elevada ingesta de alcohol. Hamlet le muestra a Horacio su disgusto por ese comportamiento.
El posterior desarrollo de la escena, con la aparición del fantasma del padre de Hamlet incluida, no viene sino a ilustrar la decadencia moral del Reino de Dinamarca que Shakespeare nos quería trasmitir.
De hecho, la frase original dice, textualmente: «Algo huele a podrido en el estado de Dinamarca».
Recalcar «estado de Dinamarca», en combinación con el olor, fruto de la podredumbre, es una potente metáfora: de la misma forma que el pescado comienza a pudrirse por la cabeza, el estado empieza a hacerlo por sus dirigentes. Daniel Mcevoy.
Haciendo propia la excelente introducción del escritor español Daniel Mcevoy, quisiera llevar la famosa frase de Shakespeare a la actualidad político, judicial de Monte Caseros, donde todos los días nos enteramos de hechos cada vez más graves de corrupción o desvíos de conducta.
Pareciera que nuestra capacidad de asombro nunca se colma, vemos en portales locales y provinciales, redes sociales y cuanto instrumento de divulgación haya, que algunos de nuestros representantes están en una decadencia moral y ética como pocas veces se ha visto.
Pero quisiera circunscribir esta nota, en la Justicia, sus auxiliares y los responsables políticos de este sistema que evidentemente hace aguas por todos lados.
Quizás, valga la pena mencionar algunos hechos harto conocidos, para contextualizar el desmanejo del sistema judicial Penal y Correccional, para nombrar alguno.
Casos como el asesinato de Daniel Arias, ocurrido el 9 de Junio de 2011 en barrio Gauchito Gil, donde apresaron a un tal Carlos Gimenez como autor material del hecho, que estuvo preso por más de un año y luego la cámara de Paso de los Libres lo declaró inocente.
El siempre recordado Nino Largueri, un joven cuyo cuerpo apareció flotando en las aguas del río Miriñay luego que agentes de la policía local, lo detuvieran, vejaran y torturaran en la zona rural.
Los cuales todos, están siendo procesados, pero ninguno quedó detenido y además en el caso de Cristian Íbalo como si fuese poco, recibió algunos ascensos.
La irrupción y allanamiento ilegal del domicilio de Francisco Gimenez en octubre del 2015, donde él y su familia fueron castigados y torturados por los agentes del orden y cuyo caso nunca se esclareció.
Las denuncias de brutalidad policíaca hacia los menores; una bebé que apareció de la nada y todavía no se sabe quién es su madre ni su padre.
Agentes que se balean entre sí, pero pasa como un accidente doméstico; las peleas de un oficial de la departamental 1º en las aulas de la Universidad, que enojado sacó su arma reglamentaria para reducir a su compañero de clases y apuntó contra el pecho de la preceptora que quiso intervenir en el escándalo.
La "investigación" por el robo de una moto que termina con el allanamiento y posterior detención de un agente NN por el robo de un arsenal compuesto de 29 armas del Juzgado Penal.
Más las denuncias de pedido de coimas para que las causas no avancen, a ciertos delincuentes conocidos del medio, y las amenazas de policías de grado a los trabajadores de prensa que intentan acercarse a la verdad, no hace más que confirmar que indudablemente "algo huele a podrido en Monte Caseros".
Pablo Lugo.
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