En Monte Caseros, hemos retrocedido años en cuanto a políticas sobre tratamiento de los residuos domésticos, pero además proliferaron los basurales clandestinos a falta de controles estrictos.
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| Basural clandestino barrio Gauchito Gil. |
La problemática no solo tiene repercusiones negativas sobre el interés de hacer de nuestra localidad un punto turístico de referencia en el sur correntino, dadas las bondades de la naturaleza y emprendimientos que apuntan hacia la convocatoria de nuevos visitantes.
También atenta contra la calidad de vida de nuestros conciudadanos porque afecta directa o indirectamente la salud de buena parte de la población que debe convivir con estos campos de desperdicios a cielo abierto, o bien inhalar el humo contaminante de las quemas indiscriminadas.
Retrocedió Monte Caseros en materia de cuidado ambiental, porque a fines los años 90 principio del 2000, era una ciudad de consulta sobre el tratamiento de los residuos domiciliarios, con proyectos que luego se fueron desvaneciendo, como el del lombricario, la planta de tratamiento y separación de residuos orgánico e inorgánicos.
Ni hablar de los residuos patógenos que se juntan en los sanatorios y hospitales que operan en nuestra localidad, cuya disposición final debería ser controlada de manera muy cuidadosa según lo establece la Ley de Residuos Peligrosos Nº 24051.
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| Uno de los basurales sobre calle Bs. As. al costado del Cementerio. |
El descontrol y la desidia de los organismos del Estado, sumado a prácticas despreocupadas de algunos pobladores a los que les da lo mismo recolectar, amontonar y quemar la basura en cualquier esquina, están haciendo de Monte Caseros una ciudad sucia, que en lugar de atraer, espanta.
Tendríamos como ciudad pujante, que retomar prácticas ecológicas que redunden en una mejor calidad de vida para nosotros y las personas que nos visiten.
Hace falta, para que eso ocurra, invertir algo de dinero en materia ecológica, y tener políticas bien definidas acerca del tema, de lo contrario viviremos en una ciudad tapada entre la mugre, el humo y la desidia.
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