A 36 años del hundimiento del GC 83 Río Iguazú

Este martes 22 de mayo se conmemoró el 36º aniversario del hundimiento del Guardacostas Río Iguazú en la guerra del Atlántico Sur.


Para recordar la fecha se realizó un acto frente a la sede de Prefectura Naval Argentina, donde participaron los miembros de la Fuerza en actividad y retirados, el intendente Miguel Olivieri su Vice, Sergio "Nino" Paniagua, representantes de otras instituciones, escolares, eclesiásticas y de seguridad.

Además de recordar los actos heroicos de los prefectos que lucharon en Malvinas Argentinas, se aprovechó la oportunidad para entregar distinciones al Cabo 1º Juan Martín Teixeira (recibió su madre Modesta Rupérez); también recibieron el recordatorio el Ayudante de 1ª Retiro Efectivo Antonio Ramón Grigolatto y el Ayudante de 1ª Retiro Efectivo Lucio César Galarza.

Historia del Guardacostas GC-83 “Río Iguazú”
Poco antes de las 08:00 del 06 de abril de 1982, los Guardacostas PNA GC-82 “ISLAS MALVINAS” y GC-83 “RÍO IGUAZÚ”. y sus tripulantes se encontraban en Dársena E de Puerto Nuevo aguardando la Inminente orden de Zarpada, con destino final las Islas Malvinas.
La plana mayor de la Prefectura y algunos familiares saludaban con fuertes abrazos y apretones de mano a los tripulantes que ahogados por la emoción apenas lograban balbucear un “Hasta Pronto”. Finalmente el entonces Prefecto Nacional Naval, Contralmirante Roberto Alfredo Day, dio a los respectivos capitanes la orden de zarpada. La suelta de los cabos de amarre que como finos brazos trataba de retener los últimos instantes de la partida, haciendo aún más sentida la misma.

Al producirse la lenta partida del apostadero de la División Patrullaje, los hombres vieron emocionados hasta las lágrimas a los tripulantes de los otros Guardacostas allí apostados, que formados sobre las cubiertas, les brindaban su adiós. La escena tuvo su momento más emotivo, cuando un estrepitoso toque de sirenas provenientes de todas las naves surtas en el lugar, hizo vibrar aún más las fibras de los marinos, quienes entrecruzaban los últimos saludos y poco a poco se abocaba cada uno a sus tareas asignadas; verificando que todo marchase en orden, para el larguísimo viaje.
Entre Madryn y Deseado se reparó la falla gracias a los técnicos de la Dirección del Material que embarcaron para tal fin, luego de realizar las primeras reparaciones en puerto, finalizarían la tarea en navegación y así lo hicieron arribando el 11 finalmente a Puerto Deseado.
Amarrados los Guardacostas, fueron informados los Capitanes que deberían cruzar al archipiélago malvinense en el acto. Se abastecieron por última vez en el continente y estrechando un fuerte apretón de manos deseándose mutuamente suerte, retornaron a sus puentes de mando donde impartieron las respectivas órdenes a las tripulaciones para soltar amarras e iniciar el cruce. El reloj del mamparo de abordo señalaba exactamente las 15:30 Hs. Iban a quedar durante casi setecientos kilómetros a merced de los elementos y del enemigo y cada hombre a su manera elevó una plegaria a la Imagen de la Virgen Stella Maris, que como madre protectora desplegaba su blanco manto detrás de las ruedas de los timones.
A escasas ocho horas de que se impusiese el Bloque, ambos guardacostas pusieron proa al archipiélago, pero pronto supieron que la peor lucha en ese momento la librarían con los elementos de la naturaleza, la noche llegó intempestivamente, no permitiendo ninguna visibilidad y con ella grandes nubes que ocultaron por completo la luz de la luna. El silencio radial había sido impuesto como consigna a fin de no poder ser detectados por la emisión de sonidos. Solos los acompañaba la estación central de comunicaciones de la Prefectura Naval, que sabiéndose escuchada, alentaba la travesía.
Se encontraban así cuando a medio de camino se desató una furiosa tempestad con lluvia y vientos fuertes del sudoeste que levantaban olas de hasta siete metros, lo que obligó a ambos capitanes a poner mayor distancia entre ambos guardacostas para evitar cualquier contingencia perdiendo así también el contacto visual entre sí. Ambas embarcaciones habían superado la primera parte del viaje, ahora y con limitadísima autonomía se dirigían hacia Puerto Argentino. A las 18:00 Hs ambos navíos cruzaron el Estrecho San Carlos y proseguían navegando a prudente distancia de la cota con destino a Puerto Argentino. A las 22:30 fueron sobrevolados por aviones de la fuerza aérea con evidente intención de identificarlos para luego establecer el primer contacto radial con el Apostadero Naval de la Armada, quien autorizó e indicó que fondearan junto al Buque Bahía Buen Suceso en la Bahía Groussac. Teniendo en cuenta que la entrada a Puerto Argentino se encontraba minada. Junto a la enorme nave los pequeños Guardacostas, fondearon ante el asombro de los marinos que, mientras le arrojaban los cabos se interiorizaban de que ambos pequeños gigantes habían realizado, Navegando el cruce desde el continente. El reloj de los mamparos indicaba las 00:15 del día 13 de abril.
Ya en Puerto Argentino, tanto las tripulaciones como los Guardacostas, pasaron a depender directamente del Comando Naval Malvinas y para funciones específicas, del Prefecto D. Francisco Manuel Martines Loydi. Una vez verificada la aptitud y compatibilidad del combustible disponible en las islas, los guardacostas cumplieron tareas de reconocimiento y abastecimiento logístico a diversas bases militares y patrullaje periódico de las zonas asignadas, así como el practicaje de buques para su ingreso a Puerto Argentino, a efectos de eludir los campos minados.

A partir del 15 de mayo, ambas unidades de superficie y durante horas nocturnas realizaron tareas de minado de la Bahía Anterior como medida preventiva contra la incursión de buzos tácticos enemigos.
Entre las tareas ya enunciadas, los guardacostas efectuaban escucha permanente en distintas frecuencias por medio de equipos HF, VHF y de radiogoniometría a efectos de detectar comunicaciones y posiciones del enemigo.
Si bien las tareas asignadas a esta unidad de superficie, eran las mismas que las asignadas al otro Guardacostas, la primera fue efectuar el practicaje del buque motor “FORMOSA”, desde punta peligrosa hasta el apostadero de Puerto Argentino, a fin de guiar su navegación entre los campos minados el 20 de abril. A esta tarea le sucedieron continuos patrullajes como el llevado a cabo hasta Bahía Vaca al noroeste de la Península San Luis donde se efectuó el reconocimiento de la zona. El primer ataque a Puerto Argentino, fue el 1° de mayo, siendo el GC-82 “RÍO IGUAZÚ” el que interceptó en frecuencia 2181, el primer mensaje de rendición efectuado por el Comandante de la Flota Inglesa al Gobernador Militar de las Islas.
En las primeras horas del 22 de mayo, el guardacostas zarparía, por ultima vez desde su apostadero en Puerto Argentino. Esa mañana la misión era transportar 15 hombres del Ejercito Argentino y dos baterías de 105 milímetros Otto Melara, las que por su dimensiones debieron ser desarmadas para su estiba; tenían como destino reforzar las posiciones del Ejército Argentino en Puerto Darwin. Luego de más de tres horas de navegación y siendo las 8 y 25 horas, ya en Bahía Choiseul, el guardacostas fue atacado por dos aviones enemigos Sea Harrier; los que en vuelo rasante operaron sus cañones de 30 milímetros contra la embarcación. Los proyectiles impactaron en el casco del “RÍO IGUAZÚ”, causando averías en el timón, destrucción de un tablero de electricidad y vías de agua en el casco que comenzaron a inundar la sala de máquinas. Al quedar fuera de servicio el tablero de eléctrico, se clavó el generador que alimentaba las bombas de achique. En cubierta, la situación era dramática, los proyectiles habían impactado en el Cabo Segundo Julio Omar Benítez, quien yacía al fuste de la ametralladora de 12,7 milímetros. La otra, a cargo del Ayudante de Tercera JUAN JOSÉ BACCARO, estaba fuera de servicio. Tanto BACARO, como el Cabo Segundo CARLOS BENGOECHEA, perdían mucha sangre junto al Oficial Principal GABINO GONZALEZ. El Capitán Subprefecto Olmedo ordena al timonel poner proa a un islote cercano, cayendo de una a otra banda, para obstaculizar el segundo ataque de los HARRIER´S y que éste provocase mayores daños.
Es precisamente en esta acción, cuando el Cabo Segundo Ibáñez, atento al segundo ataque. Llegó hasta la ametralladora de BENÍTEZ, esperando a que el avión se pusiera entre el “alza y el guión” de su arma y creando un efecto “Cortina”, impactó a uno de los atacantes, que empezó a perder altura y cayó.
El desigual combate concluyó y el GC-83 “RÍO IGUAZÚ”, con el casco seriamente averiado y muy apopado por la entrada de agua, encalló. A raíz de la embicada y las averías producidas el guardacostas quedó inutilizado. Los heridos fueron trasladados en helicóptero a Puerto Argentino para sus curaciones, los restantes tripulantes fueron conducidos a Puerto Darwin donde permanecieron dos días hasta su regreso a la capital malvinense. El Cabo Segundo JULIO OMAR BENITEZ, fue sepultado por sus camaradas, rindiéndosele todos los honores militares.
Por su parte el GC-82 ”Islas Malvinas”, presentaba una avería en una de sus hélices, producto de un rozamiento con el fondo, lo que limitaba su capacidad de maniobras e intentaba ser reparado en forma subacua, en una tarea sin precedentes aún para los constructores del navío, dado que el archipiélago carecía de dique seco para encarar la tarea. Independientemente de que sobre Puerto Argentino los ataques eran incesantes, las bajas temperaturas de las aguas impedían la permanencia de los técnicos que debían salir a superficie para recuperar el aliento y fuerzas, pese al exhaustivo esfuerzo, no pudo concretarse con éxito y así permaneció hasta el momento de la rendición, sin que esto la mantuviese amarrada al muelle.
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