Con mucha polémica, Boca se coronó ante Central en la Copa Argentina. Fue 2 a 0, con tantos de Lodeiro y Chávez, pero el partido se vio desnaturalizado luego del penal que Ceballos cobró fuera del área, cuando el Canalla dominaba. Los rosarinos jugaron mejor y merecieron más, pero las decisiones arbitrales sellaron el resultado de una final que quedará en la historia.
Boca Campeón de la Copa Argentina 2015. Foto: Télam |
El dominio de las acciones fue de los dirigidos por Rodolfo Arruabarrena en los instantes iniciales, porque ganaban en el medio campo, que siempre estuvo equilibrado por Cristian Erbes, y jugaban en el de Central, que lucía desconcentrado, no encontraba la pelota y se defendía cerca del arco de Manuel García.
Despertó el Canalla
con una corrida de Marcelo Larrondo, que exigió a un cierre crucial del
ex Central Daniel Díaz, y después empezó a tener salida más clara por
el sector derecho con Víctor Salazar, que se encontraba con Franco
Cervi, aunque sin tener conexión con los delanteros Larrondo y Marco
Ruben.
Entró
en una meseta el juego en el resto de la primera etapa, porque se
desarrollaba intensamente en el centro de un campo que comenzaba a
mostrar imperfecciones por las lluvias que cayeron sobre Córdoba en los
últimos días, y en ese juego de imprecisiones el conjunto rosarino tuvo
sus chances de pelota parada.
Primero
con un centro desde la izquierda ejecutado por Franco Cervi que cabeceó
Ruben al gol, pero fue anulado a instancias del juez de línea Marcelo
Aumente, lo que generó la polémica y posterior expulsión del
director técnico Eduardo Coudet, y unos minutos más tarde otro envío de
Walter Montoya, esta vez por derecha, encontró a Javier Pinola, que
cabeceó por arriba.
Apretó
Boca en el cierre de los 45 minutos iniciales, con la potencia y la
lucha de Carlos Tevez, pero siempre perdió con la sólida defensa.
En la reanudación del juego salió mejor el equipo de Buenos Aires, al igual que en la primera etapa se plantó en campo rival, y se
encontró con el penal a los ocho minutos cuando Ferrari bajó a Gino
Peruzzi, claro que dos metros afuera del área, pero el árbitro la cobró
adentro. De la vergonzosa sanción de Ceballos se hizo cargo el uruguayo Lodeiro, quien acomodó la pelota junto al palo derecho del “Mellizo” García, que fue al otro lado y nada pudo hacer para evitar la apertura del marcador.
Reaccionó
de inmediato el rosarino, subió por derecha Franco Cervi y mandó un
centro preciso a la cabeza de Ruben, que con potencia saltó y puso la
pelota en el ángulo de Agustín Orion, que en una espectacular volada
sacó al córner lo que era el empate.
Después
fue todo desesperación lo de Central, que no mostró claridad ante una
cerrada defensa, que tuvo el respaldo de un seguro Orión, quien respondió de manera acertada cada vez que lo exigieron.
Pudo
haberlo liquidado en un par de oportunidades Rodrigo Bentancur, pero no
definió bien, hasta que sobre el final subió por la derecha Marcelo
Meli, quien llegó al fondo y habilitó a Chávez, que dominó en
clara posición adelantada y con el arco solo liquidó la historia, para
desatar el festejo boquense y la airada protesta de los de Rosario, que reclamaron al árbitro Diego Ceballos por decisiones muy trascendentes en el desarrollo del partido.
En definitiva
Ceballos influyó con sus errores directamente en el resultado de una
final que fue magnífica desde la organización, el entorno y el
comportamiento de la multitud que cubrió el Mario Kempes.
Télam
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