09/12/25

El descubrimiento de la NASA que explica el origen de la vida

Científicos confirmaron la presencia de moléculas esenciales para la biología en un antiguo asteroide, un hallazgo que obliga a replantear cómo comenzó la vida. 

09-12-25                        

La NASA reveló resultados que están sacudiendo a la comunidad científica mundial: por primera vez, moléculas clave para la vida fueron encontradas en un cuerpo celeste primitivo y perfectamente conservado. 

Este descubrimiento no solo respalda teorías sobre la llegada de compuestos orgánicos desde el espacio, sino que también abre nuevas líneas de investigación sobre la posibilidad que la vida —o sus ingredientes— hayan estado repartidos por el sistema solar desde sus primeras etapas. 

La investigación, realizada en colaboración con laboratorios internacionales, analizó material recolectado directamente en el espacio, lo que permitió estudiar química extraterrestre en un estado prácticamente intacto. 

Las conclusiones impulsan una revisión profunda de los modelos actuales sobre el origen de la vida y reavivan el debate sobre su potencial presencia más allá de la Tierra. 

El increíble hallazgo de la NASA en el asteroide Bennu 

El equipo científico anunció el descubrimiento de ribosa, glucosa y otros azúcares fundamentales en muestras del asteroide Bennu, recolectadas por la misión OSIRIS-REx y traídas a la Tierra en 2023. 

La ribosa —clave para la formación del ARN— es una de las moléculas más buscadas por los investigadores que estudian el origen de la biología. 

Los análisis fueron realizados sobre unos 600 miligramos de material totalmente sellado, asegurando que nada de lo hallado tuvo contacto con el ambiente terrestre. 

Esta preservación excepcional demuestra, según los especialistas, que los bloques químicos necesarios para la vida eran abundantes en los cuerpos primitivos del sistema solar. 

Varios investigadores señalaron que la presencia de estos compuestos no fue aislada, sino sorprendentemente extensa. 

Danny Glavin, astrobiólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard, afirmó que los ingredientes de la vida “estaban por todas partes” en los padres de los asteroides como Bennu. 

Este resultado refuerza la hipótesis que el mundo del ARN pudo haber surgido con la ayuda de aportes externos llegados desde el espacio profundo. 

Relevancia para la búsqueda de vida en el sistema solar 

La detección de azúcares en Bennu sugiere que otros cuerpos celestes —como Marte o las lunas heladas del sistema solar exterior— pudieron haber recibido materiales similares. 

Esto eleva la posibilidad que distintos ambientes hayan contado con materias primas para la química prebiótica, incluso si nunca desarrollaron vida tal como la conocemos. 

La comunidad científica ya prepara comparaciones con muestras del asteroide Ryugu, recolectadas por Japón, para determinar si este fenómeno es común entre los objetos formados en la etapa temprana del sistema solar. 

Si los resultados coinciden, se fortalecería la idea sobre que la distribución de compuestos orgánicos fue mucho más extensa de lo previamente pensado. 

Esto no solo impacta en la astrobiología, sino también en las búsquedas de biosignaturas en futuras misiones a Marte, Europa o Encélado, donde podrían encontrarse rastros químicos vinculados a procesos biológicos antiguos. 

Consecuencias científicas y próximos pasos 

Los nuevos descubrimientos no llegaron solos. 

Estudios paralelos revelaron la presencia de materiales poco comunes y polvo estelar extremadamente antiguo en Bennu, lo que ofrece una ventana privilegiada a los procesos que dieron origen a los planetas. 

La NASA y los equipos asociados utilizarán estos datos para refinar modelos sobre cómo se formaron las moléculas orgánicas en los primeros millones de años del sistema solar. 

Además, planean integrar estos resultados con futuras misiones y análisis de laboratorio para reconstruir, con mayor precisión, cómo se ensamblaron los ingredientes que permitieron el surgimiento de la vida en la Tierra. 

Los científicos coinciden en que este es solo el comienzo. 

Cada nuevo estudio sobre Bennu abre una pieza más del rompecabezas y promete avances que podrían reescribir, literalmente, la historia de nuestro origen.