Caso Aguirre: el fiscal citó a los familiares que cuidaban del hombre desaparecido en el río

El Dr. Ricardo López Ruíz a cargo del Ministerio Público Fiscal, citó esta tarde a María Itatí Ríos y sus hijos, para interiorizarlos sobre la causa que investiga.

23-10-23

La idea era comunicarles al resto de los familiares, las implicancias que resultaron de la investigación por la desaparición de Jorge Aguirre (72), ocurrida el 11 de septiembre cerca de las 20,00 en una zona cercana a lo que se conoce como "La Magia de un Lugar".

Según lo que pudimos averiguar, el Sr. Aguirre ingresó a las aguas del Uruguay, la noche del 11 de septiembre por medios propios.

Tenía un andar un tanto errático según las imágenes captadas por una de las cámaras del 911.

Testigos ocasionales dieron aviso a las autoridades sobre la presencia del hombre dentro de las aguas de un río que estaba en proceso de crecida (6,00 metros).

Cuando las autoridades de Prefectura se acercaron a revisar el lugar no vieron nada que llame la atención y dieron por terminado el tema.

Hoy el fiscal les mostró a los familiares las imágenes del sistema 911 que registró el fatídico momento en que Aguirre desaparece en las aguas.

"Lo conocí por la caminata de mi tío" aseguró Itatí, sobrina denunciante.

Le cobraron $ 500 para recepcionar la denuncia

Ante la desesperación de la familia cuidadora de Aguirre y luego de algunos días, se acercaron a la policía para formalizar la denuncia por Averiguación de Paradero, pero le pidieron la suma de $ 500 para realizar el trámite.

Como la mujer no contaba con el dinero sólo expresó de manera oral, que su tío se encontraba desaparecido; en la Comisaría 1ª le dijeron que lo buscarían, pero no asentaron la denuncia.

Finalmente la mujer asesorada por un amigo se dirigió a las oficinas del 911 donde articularon la recepción de la denuncia.

La pobre mujer finalmente tuvo que pagar el dinero que le requerían.

En la Comisaría 1ª debió pagar para formalizar dicha denuncia, pero no le entregaron ningún recibo por ese pago.

El caso es que la gente pobre es indignamente tratada por algunas instituciones que sólo ven en ellos, escoria que no merece una debida atención como ciudadanos que todos los días aportan, mediante sus impuestos, para que esas instituciones de la democracia funcionen correctamente.

Desidia y dolor se juntaron para hacerles la vida imposible a una familia de vecinos que se hicieron cargo de un hombre por ocho años, el que además sufría de consumo problemático de alcohol.

Esta familia pobre, resultó ser el pato de la boda de un sistema ineficiente e incapaz de poder esclarecer a tiempo, un caso tan simple como es el extravío de un ciudadano.

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