El hecho se registró el domingo último en Monte Caseros en el asentamiento poblacional denominado San Ramón Sur.
Las víctimas del intento de homicidio fueron el trabajador de prensa Pablo Lugo (51) y su hijo Jesús de (20).
El problema viene dándose desde hace varios meses cuando por razones que la justicia todavía no ha podido dilucidar, un grupo cada vez mayor de pandilleros, está asolando el vecindario con la complicidad de algunos vecinos que son favorecidos por los botines logrados por éstos delincuentes.
Lugo, como trabajador de prensa, ha denunciado en reiteradas oportunidades las actividades de los pandilleros y sus vínculos con los delitos de robo, drogas y prostitución, entre otros.
Además realizó varias denuncias ante la justicia por el asedio permanente de los vándalos que atacan su vivienda durante el día y la noche con piedras y otros elementos que arrojan desde corta distancia.
Tal es así que la fiscalía local decidió establecer una consigna policial para evitar que se concreten las amenazas de muerte y quema de la vivienda del reportero.
Este domingo día del padre, Lugo y su familia estaban culminando la jornada de fiesta, como siempre, puertas adentro de su domicilio; cuando cerca de las 22,00 una lluvia de piedrazos cayó sobre el techo de la vivienda asustando a sus moradores.
El policía de consigna llamó rápidamente a la Comisaría para dar la novedad del hecho y al instante bajó un móvil con varios agentes a reforzar la seguridad e intentar convencer a los vándalos a que depongan su actitud beligerante.
Luego de unos minutos de irse el móvil los delincuentes amparados por la nocturnidad y por la proximidad de la vivienda donde estaban atrincherados, con la evidente anuencia de sus dueños, comenzaron otra vez con las agresiones de forma idéntica a las anteriores.
Pasados unos minutos, Lugo y su hijo dialogaron sobre cómo se podía evitar que las hostilidades continúen y decidieron acercarse a charlar con los dueños de casa un tal Antonio Alfonso y su esposa Valeria Paiz.
Al llegar al lugar, los invitados de Alfonso comenzaron a agredir verbalmente a los Lugo mostrando fastidio y blandiendo cuchillas y objetos tales como gomeras, palos y machetes.
De todas formas se intentó hablar con el propietario de la casa Alfonso, cuando desde atrás y a poca distancia Lugo padre, recibió un ladrillazo en la parte posterior de la cabeza y un palazo a la altura de las cervicales que casi lo matan.
A esto se sumó el ataque de un sujeto con un arma blanca que intentó liquidar al hombre mayor, mientras este se recuperaba de los arteros golpes recibidos cobardemente por la esposa de Alfonso, según testigos.
Mientras tanto Jesús Lugo, también recibía una estocada mortal a la altura del plexo que pudo esquivar a duras penas y por centímetros.
A todo esto de los 10 o 12 atacantes que eran primariamente se fueron sumando una cantidad de personas más que agredían a los dos hombres desarmados que con la ayuda de un arreador y alguna asistencia de sus familiares pudieron salir de la emboscada con heridas cortantes y contusiones varias.
Más tarde llegó la policía ya con un gran número de agentes a poner orden y distancia entre los atacantes y la familia Lugo que estaba recluida en su vivienda mientras una horda de mujeres y hombres todos familiares entre sí, los insultaban y los amenazaban delante de los agentes de policía.
Cuando la ambulancia del Hospital Robinson llegó al lugar debió esperar varios minutos para poder salir con los heridos hacia el nosocomio porque los agresores continuaban asediando y vociferando contra la familia y la policía en el frente de la casa, mientras que por los fondos, otros seguían arrojando piedras e intentando ingresar a la vivienda.
Los motivos por los cuales estas personas están comportándose así no están bien definidos todavía, aunque hay varias hipótesis que de corroborarse cualquiera de ellas es realmente alarmante.
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