Indignación vecinal por la acumulación y quema de basura en Curuzú Cuatiá

Ubicada a 8 kilómetros de la ciudad, quienes residen en las cercanías denunciaron que hay un mal manejo de los residuos patológicos. 

Anunciado como día histórico inauguración de relleno sanitario el 6 de diciembre de 2018.
La planta municipal de manejo de residuos, Plamares, ubicada a unos ocho kilómetros del centro de la ciudad de Curuzú Cuatiá tiene más de diez años de actividad y fue, en su momento, la única de su tipo en la provincia, y se transformó en un ejemplo institucional de manejo responsable de residuos urbanos que muchas comunas quisieron imitar. 

Pero ahora un escándalo ambiental envuelve a este lugar. 

NORTE de Corrientes tuvo acceso a un documento que expone justamente todas las irregularidades. 

Un grupo de vecinos que reside en los alrededores, como así también trabajadores municipales que prestan servicio en ese lugar, denunciaron que hay equipos inutilizados y otros que directamente desaparecieron con el tiempo y nadie sabe qué ocurrió. 

También insisten en que hay una excesiva acumulación de basura e incluso quema de residuos a cielo abierto; agentes municipales accidentados, infectados, sin cobertura médica adecuada, precarizados y despedidos; riesgos sanitarios y ambientales para la comunidad, quema a cielo abierto de residuos patológicos, entre otros. 

Inclusive, los vecinos detallaron que “detrás del galpón de la planta hay toneladas de basura acumulada desde hace varios meses”, que están emanando “líquidos contaminados a las napas de agua”

Los trabajadores comunales por su parte manifiestan que la acumulación irresponsable de residuos y los efectos nocivos que ello genera es “por incapacidad de gestión ambiental” de quienes deben coordinar el funcionamiento de la planta. 

Los agentes denunciaron que por el desborde de la basura acumulada (orgánica, inorgánica y patológica), las autoridades municipales les ordenaron quemar los residuos directamente a cielo abierto en el predio, lo que está prohibido por las normativas ambientales locales y nacionales por las que se rige Plamares. 

“Solo funciona una cinta transportadora, que además siempre tiene problemas; por lo que nosotros tenemos que mover toneladas de basura con nuestras manos y sin medidas de seguridad”, denunciaron los jornaleros municipales. 

La mayoría de los trabajadores son agentes precarizados; están obligados a acumular y mover toneladas de basura sin la ropa de trabajo y sin medidas de seguridad físicas, sanitarias ni ambientales alguna. 

Para el trabajo diario los agentes comunales apenas se cubren con delantales que fabrican a partir de lonas, plásticos o telas que rescatan de la misma basura que llega al predio de Plamares. 

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