El Hospital Róbinson, cada día peor 11/08/14

El edificio del hospital local presenta evidentes deterioros tanto en su exterior como en el interior del mismo, el sector donde se encuentran las oficinas, archivos y tomógrafo está inundado. 

Foto de archivo Agosto 2014.
Los techos de la planta baja chorrean agua que se filtra por los pisos superiores, aparentemente por la pérdida de algún caño de los baños ubicados en el primer piso del viejo edificio, donde pacientes y trabajadores conviven con  humedad y un ambiente insalubre.

Lo paradójico del tema, es que desde el Ministerio de Salud de la provincia se dice que durante la gestión de Julián Dindart, se registraron avances importantes en materia de presupuesto para la salud; sin embargo la realidad muestra que el Róbinson está cayéndose a pedazos y parece que el Ministro no se da por enterado.

Varias veces la Directora del nosocomio, Dra. Claudia Arriola, salió a los medios locales con un discurso conciliador ante el gobierno provincial para que los fondos que se necesitan lleguen y hacer frente a las reparaciones. Sin embargo luego de muchos meses las obras no se hicieron y el hospital público sufre la desidia de los funcionarios lentos.

El Concejo deliberante, estuvo a punto de declarar la emergencia sanitaria del hospital, por razones de denuncias de la población, trabajadores y profesionales, vinculado a la falta de insumos, mantenimiento y seguridad laboral en la institución. Pero debido a los compromisos asumidos por la provincia y la dirección del nosocomio, decidieron anular la iniciativa.

Dicho proyecto de Declaración ingresó al Concejo el 8 de Mayo de este año impulsado por el bloque Justicialista con la firma del Dr. Carlos Soto, ese mismo día fue derivado a la comisión de salud. Luego se decidió darle tiempo a las autoridades sanitarias, para que realicen los cambios necesarios en favor de los trabajadores y pacientes del hospital.

Prácticamente una parte del cielo raso se está por caer, esto representa un verdadero peligro para las personas que circulan por el lugar, el agua cae constantemente por la paredes y techos y los baños son intransitables. También debería contemplarse el riesgo que representa la humedad cuando se filtra por los conductores de electricidad, haciendo de ésto un cóctel de suma peligrosidad para los concurrentes.

La situación del hospital provincial es seria; la falta de inversión para su mantenimiento es lastimosa y no debe ser nada fácil para los profesionales y trabajadores en general, convivir con ese ambiente de abandono, ni hablar de los pacientes que además tienen que pagar un arancel para recibir atención médica.


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