La situación de los vecinos de Labougle es desesperante ya que en algunas casas los patios están totalmente anegados desde hace mucho tiempo por el vertido de líquidos y sólidos cloacales que rebalsan los canalones e inundan las viviendas.
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| La materia fecal inunda las casas en Parada Labougle. |
Según nos informaron los pobladores de aquel paraje el inconveniente de falta de servicios cloacales es crítico desde hace unos 15 años aproximadamente cuando la población comenzó a desarrollarse y las obras de infraestructura nunca se hicieron, a pesar que pasaron distintos gobiernos municipales.
Ahora el tema se volvió insostenible ya que la materia fecal entra literalmente a las vivienda de algunos pobladores que están asentados en la parte baja del pueblo y donde el continuo vertido dejó a las familias en estado de indefensión, aunque se solicitó en reiteradas oportunidades la asistencia del municipio, para que resuelva aunque más no sea temporalmente el asunto.
El caso más resonante es el de la familia Vallejos cuyo patio está totalmente inundado de materia fecal y líquidos cloacales, donde es imposible respirar por los olores nauseabundos y el riesgo de enfermedades que esto representa para los adultos de esa vivienda pero mayormente para las criaturas que viven con ellos.
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| La familia Vallejos y sus vecinos más cercanos conviven con la contaminación a diario. |
Sus vecinos cercanos también están sufriendo la desidia de los responsables del área que debieron darle respuesta al tema evitando por todas las formas posible que se llegue a estas instancias. Según los vecinos se le solicitó en reiteradas oportunidades a la señora Mary Ojeda, Directora de Asuntos Rurales, alguna solución o que envíe una máquina retro excavadora para aliviar la situación haciendo un trabajo de dragado de los canalones pero, la funcionaria hizo caso omiso del asunto.
"La mitad del pueblito larga para la calle la cloaca por falta de cámaras y por otro lado el carro atmosférico no viene hace un mes", comentó indignado un vecino que manifestó su bronca por tener que convivir diariamente con la caca y el orín propio y de sus vecinos en el patio de su casa.
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