Esta tarde una importante cantidad de visitantes llegaron hasta la costa, en el punto más alto de la misma, que se encuentra entre la cachuera y el sector conocido como el mirador.
El intenso tránsito por la costanera y las silletas dispuestas hacia el río, fue una postal constante de la tarde casereña, cientos de personas pasearon por las calles que aún no se inundaron para observar una de las crecientes más grande que se recuerde, algunos incluso la comparan con la de la década de los ochenta.
Mates, bizcochos y fotos acompañaron la jornada a pleno sol que invitaba al disfrute en familia. Es increíble como una misma situación provoca por un lado atracción y por otro angustia, son como dos caras de una misma moneda.
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