Esta madrugada unos ladrones entraron por la fuerza a la vivienda de Raúl Lorenzo Bronzuoli, en el barrio aviación, para robar y golpear al anciano conocido con el apodo de "Pirata".
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| El anciano muestra la herida que le produjeron los ladrones. |
De acuerdo con el relato de la víctima, los malhechores, se estima que eran dos o tres porque Bronzuoli escuchaba que hablaban entre si, forzaron la puerta trasera de la casa e ingresaron a la misma llevándose los efectos personales del anciano y pegándole con un trozo de madera en el brazo izquierdo.
Los cacos, ingresaron en plena oscuridad, dado que a la hora de los hechos, entre las dos y tres de la mañana no había luz en el barrio, por lo que se alumbraban con una linterna de pequeño tamaño para moverse dentro de la vivienda.
Bronzuoli, escuchó los movimientos de los ladrones, cuando estaban forzando la puerta de chapa, pero como vive solo, se quedó en silencio en su habitación, para que los delincuentes lo den por dormido y no le hagan daño. Así fue, que al tener la casa dominada, se llevaron un televisor, una garrafa de 10 kilos, a la que le cortaron la manguera y unas tijeras que el anciano tenía en el estante de un aparador.
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| Interior de la vivienda ubicada en calle Perelló entre Caá Guazú y Santa Rosa. |
Antes de irse, los malvivientes ingresaron a la pieza de la víctima para ver si dormía y cuando lo encontraron parado cerca de la puerta de la habitación le dijeron "te vamos a matar viejo de mierda" y así uno de ellos le asestó un palazo que el anciano alcanzó a amortiguar con su brazo.
Los perros alertados por los ruidos, hicieron que los vecinos se levanten y comiencen a averiguar qué era lo que estaba pasando, esto obligó a los ladrones a abandonar la casa con los objetos robados. Luego se llamó a la policía en dos oportunidades, hasta que arribó un patrullero para iniciar las pesquisas.
Según la víctima esta es la segunda vez que lo roban, la vez anterior también se llevaron un televisor y otros efectos, por lo que cree que los ladrones son los mismos, porque conocen su situación de soledad.
Hasta cerca del mediodía de hoy, Bronzuoli seguía esperando a la asistencia sanitaria para que le efectúen las curaciones en las heridas del brazo; cuando le preguntamos cómo se las iba a arreglar para cocinar sus alimentos, dijo "le voy a pedir a mi vecina que me ayude".
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