Los vecinos de San Ramón Sur no ganan para susto, en la tarde noche de hoy a la familia Verón que vive en calle Córdoba y San Ramón del mencionado barrio, les entraron en la casa para robarles electrodomésticos, cañas de pescar, las garrafas de gas y hasta el perro barbilla.
La liebre saltó cuando los vecinos de Carlos Verón, un trabajador municipal que además suele hacer changas para ganarse la vida honradamente, escucharon que en su casa alguien estaba ocasionando algunos ruidos extraños, como sabían que los dueños no estaban, salieron a buscarlos para avisarles lo que estaba sucediendo.
Es así, que cuando los propietarios llegaron a la vivienda que había sido intrusada por extraños, se encontraron con un panorama desolador al ver sus pertenencias desperdigadas por doquier, prontas a ser llevadas aprovechando la oscuridad.
Carlos Verón, atrapo a uno de los ladrones que sorprendido por su presencia entró en pánico y quiso correr abriéndose paso por un portón que está clausurado desde hace mucho tiempo; cuando el "toqueto" se dio cuenta de su mala suerte quiso disparar como un gato por sobre el muro de la medianera, pero no lo logró.
Para ese entonces Carlos y un vecino solidario, ya lo tenían agarrado para que no se escape. El otro "toqueto", cómplice del primero, corrió por la oscuridad hasta un descampado cercano a esconderse de la policía que en un santiamén le cayó encima y lo detuvo.
El barrio se convulsionó de repente al ver el despliegue de los patrulleros y las luces azules que iluminaban la noche en ciernes, policías que corrían tras los ladrones y la familia Verón que no salía de su asombro y conmoción.
Desde la vereda de calle Córdoba se podía ver en la oscuridad un televisor tirado en el patio, un par de cañas de pescar, un secarropas y otros artículos electrodomésticos que no se distinguían muy bien. Más allá cruzando la calle e internándose en el descampado se podía ver una garrafa de gas de 10 kilos cubierta con un buzo verde que le robaron a las víctimas.
Cuando nos acercamos a charlar con los damnificados, fue estremecedor el relato de Carla, hija de Patricia Gómez y Carlos Verón, gente de trabajo y dueña de la casa que había sido el objetivo de los delincuentes.
La chica en un mar de lágrimas narraba lo acontecido y se lamentaba por lo que les estaba pasando, ser robados por malvivientes que son del barrio, cuya casa está a unos cien o ciento cincuenta metros de la suya.
"Se llevaron a mi perro, que lo criamos de chiquito, estaba adentro y se lo llevaron, es un barbilla que lo tenemos de chiquito y que le tenemos cariño, pero qué necesidad hay de que lo lleven, seguro que no quisieron decir los chorros drogadictos, que ni trabajan. Mis papás se matan trabajando los dos, viven trabajando para tener sus cosas y ellos vienen y nos roban a nosotros que no le hacemos mal a nadie" dijo angustiada la jovencita.
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